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En la procesión de San Joaquín los de Orbara y Orbaitzeta iban juntos, y los de las dos Abaurreas también. Si se hiciera ahora, sería como entonces, cada pueblo llevaría su cruz parroquial.
La gente se vestía elegante, pero no se ponían el traje de salacencos. Después de la misa mayor, se tomaba la merienda. Cada pueblo tenía su sitio y lo pasaban muy bien. A la vuelta, cuando todavía no había carretera, se hacía un descanso en el camino y se rezaba a la Virgen de Roncesvalles. Todos iban andando. Los "depositarios" eran los que llevaban el vino. Estos, eran los que guardaban los ahorros de todo el pueblo. Si sobraba algo de la merienda, al llegar otra vez al pueblo, los hombres se lo acababan en el Ayuntamiento.
Luego ya, se ha perdido todo. |